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Visor

¿Puede un sapo predecir un terremoto?

5 días antes del terremoto que asoló la localidad de  L’Aquila el 6 de abril de 2009, los sapos machos comenzaron a huir de sus lugares de reproducción hasta disminuir su número un 96%. Algo inaudito en estos animales ya que su actividad reproductiva suele ser muy activa durante toda la temporada. ¿Estarían anticipando la llegada del terremoto?

Tras haber hibernado de octubre a marzo, las poblaciones del sapo común (Bufo bufo) comienzan una actividad reproductora frenética que se prolongará durante varias semanas permaneciendo en la zona de cría. Su afección por el acoplamiento es tal que se abrazarán a la mano del naturalista en un amago de ese abrazo amoroso o amplexo. Esta huída inexplicable fue estudiada por un equipo británico dirigido por la bióloga Rachel Grant, de la Open University of London y el Dr. Friedemann T. Freund, geofísico de la NASA, por l Iy sus conclusiones publicadas en el International Journal of Environmental Research and Public Health.

Amplexo

De repente, tres días antes del terremoto, la temporada reproductiva se detuvo en la zona, los acoplamientos o amplexos dejaron de producirse. ¿Qué cambios fueron capaces de detectar estos animales que desencadenó un comportamiento tan atípico?

En los días anteriores al seísmo, la temperatura en la zona de cría, situada a 74 kilómetros del epicentro del seísmo, descendió unos 10ºC. Normalmente se detectan también otros cambios previos a la aparición de un terremoto:

  • Emisiones electromagnéticas desde el suelo de baja y muy baja frecuencia
  • Fenómenos luminosos -"luces de terremoto"- aumenta la emisión de rayos infrarrojos desde la zona del epicentro
  • Cambios atmosféricos desde el suelo y hasta alturas próximas a los 12.000 m
  • Alteraciones en la ionosfera, entre 100 y 600 km por encima de la superficie terrestre
  • Cambios químicos en el agua oceánica, subterráneo o en los manantiales

Según los investigadores, las rocas sometidas a presión previas a un seísmo parecen causar una liberación de gas radón y de partículas cargadas que ionizarían el aire además de la producción de ondas gravitacionales presísmicas. Estas partículas cargadas alterarían además la composición química del agua, acidificando y oxidando el agua a agua oxigenada, así como otros componentes y generando sustancias irritantes e incluso tóxicas que, serían detectadas por los sapos. La observación de este comportamiento anómalo podría permitir anticipar la producción de un gran terremoto con algunos días de antelación.

Alteraciones ionosféricas causadas por las fases previas de un terremoto

Los cambios tendrían un alcance mayor, llegando incluso a la ionosferaLa diferencia de potencial entre la superficie y la ionospherees aproximadamente de 250.000 V. La liberación de estas cargas positivas arrastraría el plama electrónico de la ionosfera hacia abajo lo que alteraría las ondas de radio.

Se sabe que los iones de carga positiva en el aire pueden causar dolores de cabeza y náusea en los seres humanos y aumentar los niveles de hormonas vinculadas al estrés en los animales", explicó Freund.

Los sapos de L'Aquila no son el único ejemplo de animales que muestran comportamientos peculiares previos a un gran sismo.Se ha informado de casos de reptiles, anfibios y peces en circunstancias similares.

  • En 1975, en Haicheng, China, muchas personas dijeron haber visto serpientes abandonando sus cuevas un mes antes de un gran terremoto, pese a producirse en medio de su período de hibernación y suponer un alto peligro para la supervivencia de estos animales "de sangre fría".
  • Previamente al terrible terremoto de 9.0 en la escala de Richter que sacudió Sumatra el 26 de diciembre de 2004 y su posterior y mortífero Tsunami se observaron comportamientos anormales. En noviembre de 2004, un total de 115 ballenas y delfines murieron tras nadar hacia las playas en dos islas del sur de Australia. Días antes del terremoto, otras 75 ballenas encallaron en las playas de Nueva Zelanda. Los flamencos, que se encontraban en época de apareamiento y anidación, levantaron el vuelo y se marcharon de la zona. Antes de la ola gigante, los elefantes que paseaban turistas se desesperaron y sin obedecer a sus amos, corrieron hacia la zona alta de la isla.
  • Históricamente se han reportado cambios abruptos en los animales: los que están hibernando salen a la superficie (víboras, osos, etc.), los insectos y roedores tratan de abandonar la zona o guarecerse en las viviendas (hormigas, arañas, abejas) los pájaros abandonan sus nidos, alejándose y dejando de oírse. Los animales salvajes huyen, aparentemente tanto en tierra y mar, como lo demostraron tiburones monitoreados en el 2005 en el Golfo de México, que dejaron inusualmente su territorio 12 horas antes de que el huracán Charley devastara la zona, para volver 15 días después.
  • En las granjas, las aves dejan de poner y empollar sus huevos. El ganado y los caballos no quieren volver a corrales ni establos, ser atados ni encerrados, corren nerviosos en los corrales y tratan de alejarse a zonas abiertas, donde permanecen en grupos mostrándose alterados.
  • En zoológicos y lugares donde permanecen encerrados, buscan escapar de sus jaulas o tratan de esconderse donde pueden sin salir al exterior y los animales de compañía, altera  su conducta habitual, huyendo, escondiéndose o aumentando su agresividad, aullando, alterando sus rimos de sueño...

De hecho, hay incluso una web -Petquake- que trata de detectar un acontecimiento sísmico basándose en el comportamiento animal.

Yendo más allá, algunos medios sugieren que la segunda plaga bíblica, que algunos estudiosos relacionan con la erupción del volcán Santorini, en la que las ranas invadieron Egipto podría no ser tal, sino una de estas huídas masivas de anfibios anticipándose a la erupción.

Para saber más