Quebrantahuesos

Uno de los endemismos más emblemáticos es el quebrantahuesos. Esta ave tiende a vivir en sistemas montañosos con paredes escarpadas y cuevas para que puedan poner sus nidos. Esta especie tiene hábitos alimenticios osteofitos, o sea que se alimentan de huesos. Recorre enormes cantidades de territorio cada día en busca de restos de animales para poder alimentarse ya que sólo comen huesos. Para recorrer tal cantidad de terreno sin gastar más energía que la que consiguen comiendo, los quebrantahuesos tienen las alas muy finas y muy largas, junto con una cola muy larga también. El color de un quebrantahuesos si tu lo ves es amarillo, pero en realidad no es así. Por una causa desconocida estas especies les gusta aparentar que son amarillos pero en verdad son blancos. El color amarillo lo obtienen gracias al tierra roja rica en óxido de hierro, que se encuentra en zonas del mar. Los quebrantahuesos son adictos a bañarse en esa zona de barro rojo y ese óxido de hierro pasa al interior de la estructura de la pluma. 

Lagartija de Valverde

Otro endemismo a destacar es la lagartija de Valverde. Es una lagartija pequeña de unos 5 centímetros de longitud sin incluir la cola. Esta es la mayor parte de su cuerpo y puede llegar a medir hasta 14 centímetros. Es un reptil bastante ágil, esbelto y con el cuerpo aplastado, unas cualidades excelentes para hacer que este animal sea rápido a la hora de realizar sus movimientos y encontrar refugio en lugares muy pequeños como grietas. Es una especie exigente cuando se trata de elegir hábitat, pero se caracterizan por un hábitat rupícola.

Sapo partero bético

También encontramos al sapo partero bético, una especie en la que su existencia depende de la presencia de agua limpia y se mantienen permanentes para que puedan depositar sus puestas ahí. Por lo demás puede adaptarse a distintas condiciones terrestres. Es bastante desconocido este animal para la humanidad, se trata de un pequeño anfibio que le gusta llevar una vida discreta en las montañas béticas.

Viola Cazorlensis

En estas sierras también se pueden encontrar endemismos de flora como la Viola Cazorlensis. Es una especie sufruticosa basalmente, tiene unos tallos floríferos simples y unas hojas de unos 15 milímetros que son lanceoladas y de un color verde bastante intenso. Por cada tallo tiene unas 3 flores aproximadamente, con unos sépalos de 5 milímetros de longitud que tienden a ser verdes o púrpuras. Los pétalos son morados o rosas, tienen un limbo obovado y en el inferior una mancha basal violeta. Contiene un fruto encapsulado de una forma ovoide y semillas marrones. Es una especie que habita rocas, fisuras y litosuelos.

Narcissus longispathus

Por último tenemos la Narcissus longispathus, una especie que se encuentra sometida a hábitat con un régimen hídrico y que son fácilmente alterables. Se trata de un hierba perenne bulbosa con hojas basales que llegan hasta los 60 centímetros. Las flores que presentan son solitarias, actinomorfas, hermafroditas, trímeras y de un color amarillo. Estas flores son autocompatibles pero la autogamia espontánea no suele pasar. El fruto de esta planta se abre cuando está madura y gracias a tener cerca cursos de agua ayuda a distribuir y a transportar las semillas a otras partes para nuevos crecimientos. Esta  planta habita en cursos de agua permanentes y fuentes, ya que necesita de suelos húmedos y profundos como puede ser en calizas margosas.